Todo lo que debe saber sobre Formica Rufa

¿Cómo identificar un Rufa de Formica?

Identificar a las hormigas Formica rufa, comúnmente conocidas como hormigas rojas de la madera, puede ser todo un reto debido a su gran parecido con Formica polyctena. Ambas especies comparten un cuerpo bicolor rojizo o parduzco y negro, una marca negra en forma de triángulo en la cabeza y una marca negra difuminada en la parte superior del tórax.

Su cintura, conocida como peciolo, sólo tiene una sección. Sin embargo, el rasgo distintivo clave reside en los diminutos pelos de su cuerpo. Son la forma más eficaz de distinguir la rufa de la polyctena, ya que ésta carece prácticamente de pelos.

La frecuente hibridación de ambas especies complica aún más la labor de identificación. Formica rufa se encuentra comúnmente en los bosques de Europa, desde España hasta Rusia.

La vida bajo la cúpula de Formica rufa

Los nidos de Rufa varían en tamaño, desde pequeños montículos hasta grandes colinas.

La Formica rufa construye sus nidos con ramitas de abeto y pino, a las que a veces incorpora hierba y heno. Los nidos suelen construirse sobre tocones de árboles, con túneles y cámaras excavados entre las raíces. El tocón y sus raíces forman el esqueleto del hormiguero, mientras que la capa de ramas le sirve de piel y los túneles actúan como órganos.

Un nido maduro puede albergar más de 100.000 hormigas, que viven en un complejo sistema de túneles y cámaras. La cúpula es la parte más importante, pero también la más expuesta a posibles amenazas.

¿Qué materiales se utilizan para construir el nido de Formica Rufa?

La cúpula ayuda a regular la temperatura tanto en verano como en invierno. Los huevos, larvas y pupas se trasladan de una cámara a otra en función de la temperatura requerida. Por tanto, las larvas pueden estar bajo tierra o cerca de la superficie de la cúpula.

Durante el verano, la temperatura en el interior del nido se mantiene entre 25-30°C. Los corredores de ventilación ayudan a disipar el exceso de calor. Algunos de estos corredores sirven como vías, mientras que otros funcionan como verdaderos conductos de ventilación. En invierno, las hormigas hibernan y la reina deja de poner huevos. Su supervivencia depende de la resistencia de la cúpula a la lluvia, la nieve y las heladas.

Especies mirmecófilas: cohabitantes del nido

Además, más de 70 especies, entre ellas muchos escarabajos e incluso abejas, viven tranquilamente cerca del nido. Por ejemplo, el escarabajo rove, que se alimenta de pequeños insectos, suele refugiarse en las inmediaciones del nido.

Asimismo, el escarabajo de pelo dorado, conocido por su llamativo aspecto, puede verse con frecuencia buscando comida en las cercanías. Las abejas, como la solitaria abeja albañil, también se instalan cerca del nido, beneficiándose de la protección y los recursos disponibles en la zona. Estas diversas especies coexisten armoniosamente, creando un ecosistema vibrante y dinámico alrededor del nido.

La especie de hormiga Formicoxenus nitidulus es bastante singular. Vive en los nidos de otras 11 especies de hormigas, entre ellas la Formica rufa. Aunque comparten una coloración similar con la Formica rufa, ya que ambas son hormigas de la madera, son más pequeñas y tienen la cabeza completamente roja. Establecen discretamente sus nidos entre los hormigueros de Rufa. Sorprendentemente, ¡las hormigas Formica rufa les permiten coexistir pacíficamente!

Federación y guerras

La Formica rufa, comúnmente conocida como hormiga roja de la madera, es famosa por sus complejas estructuras sociales y comportamientos. Uno de los aspectos más fascinantes de su sociedad es su capacidad para formar grandes federaciones, que son esencialmente alianzas de múltiples colonias. Estas federaciones pueden abarcar extensas áreas y constar de numerosos nidos que cooperan en beneficio mutuo, por ejemplo compartiendo recursos y defendiendo el territorio.

Sin embargo, este comportamiento cooperativo no se extiende a todas las colonias de hormigas. Formica rufa también es conocida por entablar feroces guerras con otras colonias de hormigas, incluidas las de su propia especie. Estos conflictos suelen surgir cuando las colonias compiten por el mismo nicho ecológico, como fuentes de alimento, lugares de nidificación o territorio. Las batallas pueden ser intensas e implicar a un gran número de hormigas, y cada bando despliega diversas estrategias para superar y dominar al otro.

Cada colonia tiene una firma química única que las hormigas utilizan para reconocer a sus compañeras de nido e identificar a los intrusos. Cuando hormigas de distintas colonias se encuentran, el reconocimiento de estas diferencias químicas suele desencadenar comportamientos agresivos que desembocan en conflictos.

Estas guerras no son simples escaramuzas aleatorias, sino que forman parte de una estrategia más amplia para dominar y controlar recursos valiosos. El botín de guerra no es tan visible como la muerte de miles de hormigas. La resolución del conflicto permite a la colonia victoriosa acceder a más territorio, recursos y crecimiento.

Búsqueda de comida y alimentación

Para sostener la colonia y mantener la cúpula, el forrajeo es esencial.

Cada año, las hormigas Formica rufa transportan aproximadamente 1,6 kg de materiales de construcción, lo que equivale a 400.000 ramitas y agujas de pino.

También rebuscan entre los insectos muertos o cazan insectos vivos, recolectando entre 100 gramos y 30 kg de carne de insecto al año, dependiendo del tamaño de la colonia.

 

Las proteínas también son muy importantes y representan hasta 40% de la dieta de las hormigas rufa. Se las dan a las larvas y a la reina. También rebuscan entre los insectos muertos o cazan insectos vivos, recolectando entre 100 gramos y 30 kg de carne de insecto al año, dependiendo del tamaño de la colonia.

Formica rufa también practica el mutualismo con los pulgones, alimentándose de su melaza y protegiéndolos de depredadores como las mariquitas. Sin embargo, esta relación tiene sus límites, ya que las hormigas a veces llevan pulgones al nido para alimentar a las larvas. Un nido grande puede recoger hasta 500 kg de melaza al año.

Amenazas para la Cúpula

Amenazas contra las personas

Como individuo, la Formica rufa se enfrenta a numerosas amenazas en su hábitat natural. Entre ellas, los ácaros suponen un reto importante, ya que a menudo infestan sus nidos y causan problemas de salud a las hormigas. Además, depredadores como arañas y mantis suelen atacar a estas hormigas, aprovechándose de su menor tamaño y vulnerabilidad. Estas amenazas requieren una vigilancia constante y estrategias de adaptación.

Amenazas colectivas

Otras especies de hormigas también compiten con Formica rufa por los recursos, lo que complica aún más su supervivencia. 

Los jabalíes y los pájaros son depredadores naturales. Destruyen parte del hormiguero para comer larvas, ricas en proteínas. Si después de su visita cae una lluvia, el hormiguero puede sufrir grandes inundaciones que podrían acabar con la colonia.

A veces, los pájaros provocan a F. rufa. Exceptúan a las hormigas para atacarlas con su ácido fórmico. De este modo, exponen a sus furtos a un baño antiparasitario natural.

Hoy en día, las actividades humanas son la principal amenaza para F. rufa. Ello puede deberse a la expansión de los campos agrícolas, el uso de pesticidas o la tala de bosques y selvas.

La población de rufo disminuye. Algunos países europeos ya los han incluido en la lista roja de especies amenazadas:

  • Reino Unido: La Formica rufa está protegida por la Ley de 1981 sobre la fauna y flora silvestres.
  • Alemania: La especie está protegida por las leyes federales de conservación de la naturaleza. (Rechtsvorschriften vom 16. Februar 2005)
  • Suiza: Formica rufa está catalogada como especie protegida. (1966)
  • Francia: La especie está protegida por la normativa nacional de conservación

Formica rufa es una de las especies de hormigas más emblemáticas, con sus impresionantes hormigueros en forma de cúpula bien visibles en los bosques. A pesar de su importancia en los ecosistemas, a menudo se pasa por alto su papel. Airean el suelo, esparcen semillas y polen, sirven de presa a aves y otros insectos y ayudan a controlar plagas. La próxima vez que veas una de sus cúpulas, tómate un momento para apreciar su importancia ecológica y comparte este conocimiento con los demás.

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